domingo, 28 de enero de 2018

Familia Numerosa

¡Buenos y fríos días de enero!

Retomamos blog con algo distinto de la cocina.
Por si no lo sabéis, tenemos en casa cuatro bichejos a cada cual más especial: dos perros y dos gatos, todos adoptados, todos de la calle, todos con su propia historia.


🐾 TICO - Es mi perro más mayor, este año cumple 13 primaveras ya. 
Lo encontró una amiga en mitad de la autovía cuando sólo tenía como cinco meses y me lo trajo a casa mientras la protectora abría para llevarlo... y nunca se fue de mi lado.

Tico me ha acompañado en momentos muy difíciles de mi vida y siempre me ha demostrado el más puro amor incondicional. Es un gruñón cascarrabias, un abuelo que no quiere que le toquen mucho las narices, pero aún tiene energía para dar saltos de un metro, y pide comida a todos y a todas horas. Da igual quien sea, lo que sea, él lo quiere todo. Y ronca, mucho, es increíble como un perro de nueve kilos puede llegar a hacer ese ruido xDD
Es el amor hecho perro, le encanta hacerse una pelotita y cuanto más pegadito a ti, más feliz y tranquilo se le ve. Es tan grande lo que nos une, que para mi es muy difícil expresarlo con palabras, la verdad. Puedo estar horas hablándole, mirándole y acariciándole. “Mi abuelito bebé”.

   



🐾 ZORRITO - Es mi otro perro, más jóven y bastante más sinvergüenza que Tico. Cumple 4 años.
Zorrito se coló en el patio de casa hace tres años (Septiembre de 2014) una mañana que mi pareja se iba a trabajar y yo andaba dormida después de un turno de noche. No sabemos de dónde vino o cómo llegó hasta aquí. Tras comprobar en el veterinario que era un perro de cuatro o cinco meses y que no tenía microchip, pusimos carteles por la zona, difundimos por redes sociales... y nada. Nadie llamó. Nadie parecía echarlo de menos, y aunque andábamos justos, decidimos darle un hogar.

Zorrito al principio se acurrucaba en el suelo de la esquina del salón, no quería subirse al sofá a pesar de las llamadas, y a veces rehuía cuando le ibas a acariciar. Obviamente eso cambió.
Ahora es el amo del sofá y de la mantita, es un perro pesado y mimoso que sólo quiere tu atención. Es muy obediente y en la calle va “Yupiii Yupiii” saltando y mirándote todo el rato, hasta antes de cruzar la calle te mira como diciendo “¿Puedo?”
Devorador de “galletitas” y como te descuides te quita la comida de la mano como quien no quiere la cosa si no lo estás mirando... (vale, eso hay que corregirlo)
Destructor de cojines, mantitas y trapitos. Con nuestra última adopción (Loki) ha generado una “Alianza maligna” mediante la cual, el gato tira lo que sea al suelo, y Zorrito lo destruye.







🐾 RUBIA - La única hembra de los cuatro. Es una gata que rondará los 4 años.
Rubia apareció junto con otra gata de color blanco en mi patio a principios de 2016. Parecían haber sido abandonadas por algún “vecino” y vinieron a parar a mi ventana a pedir comida y mimos.
La gata blanca fue adoptada por una vecina pero la gata naranjita y “común” parecía no tener suerte y todos los días rondaba mi ventana llorando.
Si salíamos al patio con los perros, ella se les acercaba ronroneando a jugar. Ni un mal gesto, ni un bufido. Nada de nada.
Como ya estaba claro que la gata necesitaba un hogar, decidimos pedir ayuda a una asociación para esterilizarla, hacerle los tests y vacunarla para poder empezar su proceso de adopción.
Después de varios meses en casa difundiendo su foto para buscarle adopción, nos dimos cuenta que no iba a ser fácil buscarle un hogar a una gata adulta y “común” así que nos hicimos a la idea que aquí se quedaba... Es una gata muy noble, no da un ruido. No destroza, no araña nada, sólo come y duerme en el respaldo del sofá (en invierno prefiere hacerse una bolita encima nuestra)
No es una gata cariñosa en sí, no quiere que la cojas (nunca) y si te pones a hacerle mimos, coge y se va. Pero es muy tranquilita y super buena. Le encanta salir al patio y hacer la croqueta al sol.







🐾 LOKI - Gato macho color negro y descendiente del mismísimo Lucifer. Cumplirá 2 años.
Ha sido el último en unirse a nuestra familia, en agosto de 2016.
Un día paseando, escuchamos un leve maullido que venía de unos zarzales junto a una obra. ¿Dónde fui yo? A buscar al gatito, por supuesto. Ni rastro de su madre, solito, apenas mes y medio de vida, con el calor que hacía, con los ojitos llenos de pus, no iba a durar mucho. Lo trajimos a casa, lo bañamos, le dimos de comer, luego al vete para desparasitarlo, e igual que pasó con la gata, le buscamos adopción pero ¡oh, sorpresa! aunque no lo creáis, la gente no se da tortas por adoptar un gatito negro, por muy precioso que sea a tus ojos...
Y se quedó.
Y destruía todo lo que pillaba:cortinas, sofá, papel higiénico, calcetines, muebles de mimbre, jerséis...
Se escapa por la ventana de delante y aparece a las dos horas por el patio trasero con palitos y lleno de mierda.
Lo tira todo al suelo, pero TODO, y ahí llega la “Alianza infernal” con Zorrito, porque uno tira y el otro destruye... adora jugar con bolitas de papel (¡y te las trae!) mis horquillas, coleteros, lápices, cualquier cosita susceptible de hacer “zas” y tirarlo al suelo. Pero se le quiere, aunque no sea un gato cariñoso, aunque no te busca ronroneando, aunque ocasionalmente te de un lametón pero acto seguido te clave los colmillos. Se le quiere.





Así que ya conocéis un poquito a mis bichejos, ¿y vosotros?¿tenéis perros adorables, gatos malignos, pájaros cantarines, peces tropicales, ratas, gallinas o serpientes?

¡¡Hasta luego!! 😊